En un mercado laboral donde la juventud es a menudo sinónimo de oportunidad, la batalla por el empleo se intensifica con el pasar de los años. La franja de edad entre los 26 y 35 años se erige como el ideal buscado por las empresas, dejando en una encrucijada a aquellos que superan esta barrera etaria.
¿Pero qué sucede cuando se sobrepasa los 35 años?
Las estadísticas muestran un declive alarmante en las posibilidades de encontrar trabajo, una realidad que ha impulsado la creación de subvenciones para la contratación de desempleados mayores de 45 años.
Este artículo se adentra en las complejidades y desafíos que enfrentan los profesionales maduros en su búsqueda de un lugar en el cambiante paisaje laboral.
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